Enfermedades del suelo


ENFERMEDADES DEL SUELO

El suelo, en su estado natural, es un ecosistema equilibrado donde conviven varias especies de plantas y enemigos de éstas, de -tal manera, que cuando una especie desaparece es sustituida por otra que ocupa el espacio vital dejado por la anterior.

En un ecosistema natural existen un equilibrio entre los hospedantes (plantas) y los huéspedes (parásitos) de tal forma que mediante diversos mecanismos, tanto por parte de la planta, como por parte del parásito, permanecen en un equilibrio estable.

El hombre, en su propio provecho, ha roto este equilibrio cultivando aquellas especies que sirven para su sustento o le son gratas, eliminando todas aquellas que no le interesan.
Por otra parte, la selección que ha realizado, la ha fundamentado más en obtener una producción más abundante y de mejor calidad en detrimento de los mecanismos de defensa del cultivo.

Como consecuencia, los parásitos, al encontrarse con un alimento más abundante y más apetecible, se multiplican y desarrollan con mucha mayor rapidez llegando a destruir totalmente los cultivos.

El hombre ha reaccionado fabricando productos para combatir los enemigos de las plantas, los cuales a su vez, han desarrollado mecanismos de defensa contra estos productos, a los que el hombre -ha respondido desarrollando otros aún más potentes que llegan a poner, en ocasiones, en peligro su propia supervivencia.

Los enemigos de las plantas se desarrollan tanto en la parte aérea como en el suelo y, precisamente, de estos últimos nos vamos a ocupar en el presente tema.

Estos enemigos del suelo pueden ser de origen animal, vegetal, químico o «stress del suelo».

Agentes perjudicales presentes en el suelo
pueden ser de origen animal, vegetal, químico o «stress del suelo».

Los parásitos pertenecientes al reino animal son;
– Insectos (coleópteros, lepidópteros, dípteros)
– Crustáceos (cochinilla de humedad, miriápodos)
– Gusanos (anguilulinas, nematodos)

Los pertenecientes al reino vegetal son:
– Hongos (fusarium, verticilium, phitoptora, rizocthonia, escelerotinia, etc.)
– Bacterias (pseudomonas, etc.)
Los de origen químico son:
– Sales tóxicas (cloruros, carbonato sódico, etc)
– Restos de herbicidas (herbicidas residuales u hormonales de larga persistencia)
Stress o cansancio del suelo;
– Agotamiento de oligoelementos
– Desechos del cultivo anterior
– Factores desconocidos

De los insectos, podemos distinguir dos tipos, aquellos -que viven permanentemente en el suelo como, el gusano de alambre o el gusano blanco y los que se refugian en el mismo durante el día, ( típula y gusano gris) saliendo durante la noche a comer las cosechas.

En el primer caso, se aplican insecticidas tales como Lindane, Foxin, Clorpirifos, etc; mezclados con el suelo. Y en el se-cundo, insecticidas en pulverización directa a base de fosforados o piretroides o bien preparando cebos con los productos adecuados.

-De los crustáceos, en nuestras latitudes, suelen ocasionar daños las «cochinillas de humedad» y los «micromiriapodos».

Contra las cochinillas de humedad, se pueden emplear los insecticidas clásicos, aunque su eficacia es limitada, y, contra los micromiriapodos únicamente es eficaz una desinfección del suelo bien hecha.

De los gusanos, los más peligrosos son los «nematodos*’, los cuales atacan a las raíces jóvenes de las plantas llegando a inutilizar el sistema radicular.

Se combate con nematicidas cómo Dicloropropeno y la desinfección total del suelo.

Los hongos, del suelo son muy numerosos, muchos de los cuales «viven» de la materia orgánica del suelo, atacando a las plantas, en casos especiales, cuando se ponen en contacto con el sistema radicular o cuando por el ataque de nematodos o insectos tienen una puerta de entrada.

Aunque se ha desarrollado un gran número de productos para combatir este complejo de hongos del suelo, su eficacia suele ser limitada a una o varias enfermedades.
Los productos más empleados son:
ETRIDIAZOL CUBIET
METALAXIL NABAN
PROPAMOCARB QUINOSOL
TCMT.B TIRAM
En cuanto a las bacterias, son muy numerosas las que pueden ocasionar daños a las plantas.

En el mercado existen antibióticos, como Kasumin, que dan resultados aceptables, también los compuestos cúpricos, actúan como bacteriostáticos..

De los de origen químico, los cloruros se suelen aplicar -en su mayoría con los abonos, no olvidemos que el «cloruro potásico» tiene un gran contenido en cloro y que entra en el composición de muchos abonos complejos; aunque es muy soluble y se lava con facilidad, no debemos aplicarlo en cultivos sensibles como la lechuga ni en los invernaderos.

En nuestras latitudes es más raro el exceso de sodio que solo se ‘da en caso de aguas residuales donde se aplique sosa en cantidad,
Aunque puede haber otros productos químicos, lo más frecuente es el exceso de algún nutriente por falta de un abonado equilibrado.

Cuando se aplican herbicidas de larga persistencia, como algunas triazinas; teniendo en cuenta que en la huerta la sucesión de cultivos es muy rápida, suelen quedar restos a los que algunos cultivos hortícolas son muy sensibles, produciéndose accidentes con mucha frecuencia. Lo mejor, es tener un conocimiento muy exacto del herbicida que vamos a aplicar para actuar en consecuencia y, en lo posible, aplicar herbicidas de contacto y muy específicos para cada uno de los cultivos.

El «Stress» o cansancio del suelo, es muy conocido desde antiguo, por eso están implantadas las alternativas de cosechas.

En la actualidad, debido a la incorporación de abonos químicos de gran pureza, como son los de alta graduación,, y en cantidades cada vez más altas, estamos agotando los microelementos del suelo, ello nos provoca carencias que pueden inutilizar las cosechas, por ello, en horticultura, tenemos que utilizar, cada vez más los complejos de microelementos o abonos que los traigan incorporados.

Por otra parte, quedan en el suelo formas resistentes de las plagas y enfermedades del cultivo anterior que, si lo repetimos, iniciarán el ataque más temprano y con mayor fuerza.

Otro, aspecto a tener en cuenta es que algunas plantas dejan en el suelo «toxinas» que perjudicaran a los cultivos de la misma especie que se implanten a continuación.

Aún existen muchos factores desconocidos que, a pesar de todos los avances técnicos, hacen disminuir los cultivos si los repetimos año tras año en el mismo suelo.

Por ello, es recomendable que se haga una alternativa en la que entren dos o más cultivos que se sucedan en el mismo suelo.
A veces es conveniente darle un descanso entre cosecha y cosecha para que «se regenere».